Advertencia sobre el ICG de la UTDT en proyecciones electorales
Desde hace un tiempo venimos probando distintos modelos para adivinar el resultado que LLA obtendría en el voto popular. Nuestra estimación fue del 41.2% con un margen de error de más menos 3%. Al final, el resultado fue de 40.7%. Esto es un poco mejor que lo que se estimó usando el ICG, que marcaba un 42%. Además, solo una de las encuestas realizadas en los últimos tres meses acertó con un resultado tan preciso.
¿Pero esto significa que hicimos un trabajo fantástico o que tenemos alguna bola de cristal? No, para nada. Como dijimos antes, lo que hicimos fue solo un juego, con algunos fundamentos, pero un juego al fin. Hay que recordar que, muchas veces, cuando nuestros fundamentos son correctos, las proyecciones pueden estar completamente erradas. Y en otras ocasiones, cuando acertamos, puede ser bajo premisas equivocadas.
En el mundo actual, lleno de Big Data, hay muchos intentando sacar correlaciones que los hagan ver como genios. Pero, con suficiente información, paciencia y un poco de suerte, las correlaciones son casi inevitables.
Sin embargo, hay que tener cuidado porque correlación no es lo mismo que causalidad.
“Monos con Navaja”
Dicen que no hay nada más peligroso que un mono con una navaja. En el ámbito académico, hay pocos peligros tan grandes como alguien que use correlaciones sin entender de qué se trata.
Por ejemplo, se han visto situaciones absurdas como que los ataques de tiburones aumentan porque la gente come más helado. La realidad es que el consumo de helados aumenta en verano, cuando la gente también se mete más en el mar.
Otro caso ridículo fue cuando se descubrió que el aumento en el suministro de energía nuclear se correlacionaba con más muertes en las piletas. La idea es que si se cierra una planta nuclear, la gente ahogaría menos, llámenlo una coincidencia. La locura de buscar relaciones mágicas llega al extremo de que, a mayor consumo de chocolate, mayor número de premios Nobel se ganan. Claro, esto fue presentado como un chiste, pero muchos lo tomaron en serio.
En el ámbito de la salud, la historia está llena de ejemplos peligrosos de correlaciones mal entendidas. A fines del siglo XIX, Bayer promocionaba un jarabe “heroico” para la tos, que terminó siendo heroína. En los años 30, la gente consumía productos radiactivos pensando que esto aumentaba su vitalidad. En los 50, la talidomida se creía inofensiva para las embarazadas; hoy sabemos lo fatal que fue.
El ICG de la UTDT
Ahora, hablemos del Índice de Confianza en el Gobierno de la UTDT. Hay una relación clara entre este índice y los resultados electorales del mes correspondiente. Los números nos dicen que la correlación es de 79.75%, lo que parece bastante significativo.
Pero cuidado, ¡esto también es un espejismo! Aunque puede haber cierta tendencia, el poder predictivo de estos números individuales es muy bajo. En solo 13 elecciones analizadas, en más de la mitad, el error en la predicción del ICG superó el margen que cabría esperar, indicando que fue peor que lo que se obtendría de una encuesta tradicional bien realizada.
Es cierto que se pueden mejorar los resultados con un simple ajuste, pero aún así hay más “outliers” (un 30%) de lo que se esperaría en encuestas. El ICG es útil para entender una situación, pero no puede captar la complejidad de las decisiones humanas.
Así que, la próxima vez que veas a un mono con una navaja, lo más sabio es alejarse un poco.